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viernes, 21 de noviembre de 2014

Son las 3:47


Hasta ahora han sido todos gritos ahogados tratando de no desaparecer completamente, la debilidad de la carne ante la inminente posibilidad de ser herida de muerte, el temblor de los huesos ante el camino de sangre, camino a más sangre.

Y ahora, ahora que los gritos y las convulsiones han pasado, ahora que ya no queda mucha sangre, ahora que la vida se ha mostrado tal cual es,fría y distante. Quedan muy pocas cosas, como debe ser, como lo exige el paso del tiempo. 

Un puñado de gente acompañándome, en la casualidad de mi laberinto, muchas ideas (para preservar, para destruir, para construir, para perder, para ganar, para amar… para desaparecer) destrozando con sus raíces mis sueños, no más noches tranquilas hasta que llegué la última.